lunes, 20 de febrero de 2012

Nuevos emigrantes. Relato denuncia social.

Imagen de alphacoders.com


Se había visto forzado a abandonar su hogar muy joven para tratar de ganarse la vida lejos de su familia. Cruzó tierra y mar hasta llegar a una gran ciudad multirracial, donde se dijo que sería bien acogido debido a la diversidad de culturas que allí convergían. 

            El joven comprobó que menos nativos confluía gente procedente de todo rincón del mundo. Algunos habían llegado allí desde sus tierras, legal o ilegalmente. Otros eran hijos de padres emigrantes criados en su nueva patria, y que por ello ya se consideraban más de allí que de donde sus raíces señalaban. Muchos padres ni siquiera habían enseñado su idioma natal a sus vástagos, despreciando así ellos mismos sus orígenes. Ese orgullo por un país que no les pertenecía, fue el mismo que marcó al joven emigrante, así como afectaba a todos los recién llegados. Por desgracia, aquella era una cadena de marginación y desprecio condenada a perpetuarse para siempre, porque: ¿Quién puede quebrar la marginación si cuando tiene la posibilidad de hacerlo es cuando también tiene el poder para aprovecharla a su favor?

            Esa es la historia del mundo, la misma que la del joven emigrante que trató de huir de la crisis y el desempleo volando al norte para buscar trabajo en una gran ciudad. De nada sirvieron sus perfectos conocimientos del idioma extranjero, siempre había alguien que por haber llegado antes se creía en su derecho a ridiculizarle, a hablar rápido y con acentos distantes para minar su moral y encoger su espíritu, cuando ya estaba solo y lejos de su hogar y su familia, enfrentándose a lo desconocido cada día. 

            Nunca regresó a casa. Para sobrevivir, su mente se volvió tan fría como la de quienes le marginaban, hasta que un día simplemente ya no sentía nada. Su alma estaba vacía, pero no la había vendido… se la habían robado. Ahora era solo uno más. 


Y pensar que antes de salir de su casa nunca había imaginado que el racismo sería algo que él también sufriría.


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