martes, 31 de julio de 2012

Ganadora del concurso poético: Ponle letra a "What a wonderfull world".

 
Ayer me hizo mucha ilusión enterarme de que he sido la ganadora del concurso poético: CANCION SOLICITA LETRA, organizado por la web yosoypoeta.com

El concurso se basaba en "adaptar una nueva letra a la melodía clásica del cine -what a wonderfull world- de Bod Thiele, mil veces versioneada por autores de la talla de Louis Amrstrong, Nic Cave, Norah Jones, Luciano Pavarotti, o el mismísimo Joe Ramone, etc..., con mayor o menor fortuna.
Ponle una letra de tu puño a esta canción..."

Y esta fue la letra que a mi me sugería la canción:




Me gustaría creer.


Me gustaría creer

Que existe el bien

Que el hombre ama

Que aun tiene fe

Pero miro a mí alrededor…

Y despierto de mi sueño


Avaricia y poder

Guerra y hambres

No hay compasión

Ya no queda amor

Miro a mí alrededor…

Y despierto de mi sueño.


¿La gente de este mundo

podrá unirse al fin

bajo una misma bandera

donde solo importen los demás?

Tengo un sueño… ¿imposible?

Ver la hermandad mundial.

Sería maravilloso:

Un mundo en paz. 


Así que extingamos el dinero

Repoblemos desiertos

Destruyamos la avaricia

Codiciemos solo buenos deseos.

Y cuando miremos alrededor…

Viviremos en un sueño.


Y así… cuando nos miremos…

Reflejaremos un sueño.




* Desde aquí quisiera dar las gracias a  todos los que la 
votaron como favorita, y a la organización del concurso. 


domingo, 22 de julio de 2012

Poema: Falsa carta de desamor.


Fotografía ©Melina Vázquez.


Falsa carta de desamor.
(Melina Vázquez)

Me hunde el peso de mi propia pluma,
como si la empuñase con sangre.
Cuan trabajoso es sostenerla
cuando la sola palabra me desploma,
y la mentira es el viento errante
en mi quebradiza vela.


Apesadumbrado, moribundo,
me pregunto entre llanto abrasador:
¿Habrá algo más duro en este mundo,
que escribir una falsa carta de desamor?

«Jamás te quise, querida.
Nunca te amé, alma mía.
No quiero cadenas, mi prometida.
Deseo el mundo… y no mi alquería».

Fétido dinero, objeto de adoración,
amo de cada altanero dueño;
de mis manos vacías, y mi corazón lleno,
de mi desgracia, y mi fruncir de ceño.

En la más absoluta pobreza,
se halla el enfermo de corazón;
quien repara tarde en que su fortuna
no mitigará su tristeza,
ni tampoco comprará su salvación.

Es por eso que solo siento pena
por quien me apartó de su lado;
pues será su eterna condena
el habernos separado.


No se puede pintar de dorado
la sangre de las venas,
y no tiene la riqueza legado
más allá de sus cadenas.

Es por eso que solo siento dolor
por aquellos que más me han herido;
pues ¿No es a la vida el amor,
lo que al corazón un latido?

Dime, princesa encarcelada…
¿No son aquellos que distancian,
con la frialdad de una amenaza,
mitades iguales de un imán
de polos que nunca se alcanzan?

Hay quien no conoce al amor,
pero adora el dinero…
¿Existirá quien adore el amor,
y tan solo conozca al dinero?

Dichoso quien posee ambas dotes,
desgraciados los pasos que me llevan.
Mi bagaje son mi herida y mis barrotes.
Dejo mi alma… y se la quedan.

Se puede vivir sin ella…  y sin razón…
cual muñeco aguardando en la repisa.
Alejarse del amor es perdición,
una herida que se desangra deprisa.

Mustias flores negras despiden mi marcha,
mientras mi propia sangre firma mi carta.
El arcoíris en el cielo es una mancha,
burla incolora a una despedida que mata.

Tus lágrimas bañan mi lápida, que misterio…
sentirte a través de la imbatible muerte.
Tan solo mi epitafio es totalmente sincero:
“Nunca dejaré de quererte”